Estamos viviendo unos momentos, dentro del PSOE, que no se pueden considerar los más positivos de su larga historia, pero es verdad que ha habido momentos más difíciles, que no son comparables, aunque en algún medio se han intentado comparar; me refiero a la tensión entre los diputados que apoyaban a Largo Caballero y los que eran partidarios de Indalecio Prieto en 1936. Ahora es otra cosa, se pretende que nadie se mueva, cercenar las discrepancias, impedir el necesario pluralismo del partido.
Es el momento de recordar que el debate, las discrepancias e incluso las discusiones políticas, forman parte del quehacer de los partidos, pero como la promoción a los cargos de responsabilidad tiene que más ver con las palmadas en la espalda o con el peloteo al líder, que con el mérito y la capacidad; ese debate desaparece. El único criterio es la opinión del líder y la pleitesía hacía él, líder al que se perjudica cuando se equivoca y nadie le corrige, no sea que no le guste.
Los líderes de los partidos deben ser respetados, pero nunca temidos, y la defensa de las ideas personales y la autonomía de criterio, aunque no coincidan con las del líder, deben ser las verdaderas señas de identidad de los afiliados a los partidos políticos.
Cuando no se acude a un acto porque les han dicho que no es conveniente, aunque en el fondo les gustaría haber asistido, se está quedando por el camino esa falta de criterio necesaria, vaya por delante que no es mi intención reprochar nada a nadie, cada uno actúa como considera, pero sí quiero hacer constar que el avance se produce cuando prevalece la autonomía y la personalidad individual sobre el sometimiento al líder. En estas pocas líneas me gustaría hacer un llamamiento a la militancia del PSOE (que es mi partido) para que entre todos defendamos esa independencia necesaria, para mejorar la toma de decisiones, siempre con el respeto a las discrepancias, porque nadie sobra en el PSOE.
Yo estoy defendiendo abiertamente la necesidad de unas primarias y un congreso urgente, entre otras cosas porque no me gustaría que se convocasen elecciones anticipadas y tuviéramos que elegir candidato por sorteo u oferta pública al INEM, pero me gustaría oír el criterio de los compañeros que son contrarios a esta opinión, es evidente, por tanto, mi respeto a ese criterio, pero de verdad que lo defiendan si así lo creen, pero no porque lo haya dicho el líder o la lideresa de turno. El partido no se rompe por debatir, en todo caso se romperá por lo contrario, porque se impida el debate y la participación de los militantes.