El Gobierno del partido popular se está caracterizando por
culpar de todo a la herencia recibida, y podría incluso parecer razonable durante el
primer año, pero toda la legislatura parece excesivo, aun así cabría
pensar que como no era buena esa herencia, terminarían su legislatura mejorando
aquellos problemas en los que estaba incurso el país, especialmente el paro y
la deuda que no hacía posible que hubiera un verdadero crecimiento económico.
Ya empezaron a despreciar las políticas sociales que se
estaban llevando a cabo, con frases como que "la verdadera política social es la creación de empleo" (frase desafortunada, pero que al menos ayudaría a muchas
familias, especialmente a aquellas en las que todos sus miembros estaban en
paro, a que tuvieran un trabajo).
Pero la realidad es que la verdadera política social, esa
que ayuda a los dependientes, que intenta una mayor igualdad entre todas las
personas, la que pretende una generalización real de la educación y procura una
sanidad verdaderamente universal; esta política que con sus defectos se
disfrutaba cuando el PP entró en el gobierno, es la que cada día
añoramos.
Dejarán una herencia bastante peor de la recibida, con
menos médicos, menos camas de hospital, menos profesores, más alumnado en las
aulas, menos ayudas a la dependencia, mayor desigualdad entre las personas, menor gasto en investigación, pero lo que es
más grave, su única política social, según lo que afirmaban (la creación de
empleo), está provocando que los jóvenes con mayor cualificación se tengan que
marchar de España. No sólo no ha decrecido el desempleo, sino que el escaso
trabajo que se crea es mucho más precario, peor remunerando y con menores
derechos laborales que el día que heredaron el gobierno.
Pero lo más grave de todo es que cada día hay más familias
con todos sus miembros en el paro, y si muchos de ellos pueden subsistir es
gracias a la caridad y a la ayuda de sus familiares, pero la insensibilidad llega
hasta el punto de obviar que muchos niños y niñas están escasamente alimentados
y que con una medida de escaso coste económico, como es la de mantener los
comedores de los colegios abiertos en verano, hubieran podido paliar esta malnutrición
que muchos están sufriendo.
Seguramente no sería una magnífica herencia, aunque ya nos
gustaría estar en la misma situación que en las fechas en que se produjo su
toma de posesión. Pero claro, hay que recordar, según sus propias afirmaciones,
que el problema era de credibilidad y confianza en el gobierno y que una vez
producido el cambio, este sería el punto de inflexión para la solución de todos
los males que nos aquejaban. Resultó que los milagros no se producen a gusto
del consumidor y es necesario que se pongan a trabajar a favor de los más
desfavorecidos y que cambien esta
política de asfixia por otra de mayor justicia social, haciendo que la mayor parte
de la carga la soporten los que están siendo más beneficiados por las políticas
del PP, es decir grandes empresas y grandes fortunas.